La prensa sensacionalista es aquella que manipula la información, la vuelve más emocionante para causar impresión. Se ajusta a todos los medios de comunicación pero en especial a la prensa escrita, la radio y la televisión. Existen otros términos como prensa amarilla o amarillismo y prensa rosa, que es la que a la gente le gusta más ya que incluye la vida privada de los famosos y todos esos detalles que a las personas les encanta.
Fue así como en la película “El ciudadano Kane”, vimos cómo con tan solo 25 años, Kane entra en el negocio de la prensa a través de un periódico sensacionalista llamado New York Inquirer. Contrata a los mejores periodistas e intenta alcanzar el poder. ¿Y no es acaso lo mismo que sucede en nuestro país con los periódicos? Todos compiten por ser el mejor y ser el más vendido. En el Perú, la prensa sensacionalista existe hace décadas. Durante los 80 y 90 apareció una prensa más interesante que la sensacionalista, la famosa prensa chicha, conocida por ser vulgar, atacar a personajes públicos, hablar de vedettes, o de cualquier cosa que pueda ser de interés para las personas. En el año 1950, el periódico “Última hora” logró altas ventas utilizando titulares llamativos. La prensa chicha empezó a crecer llegando a provincias, sus llamativos colores, titulares e imágenes llamaban la atención del público. En el año 1980, el periódico “El Popular” fue el primero en usar bastantes colores, noticias poco notables y fue así como avanzó tan rápido.
El lenguaje coloquial ha logrado marcar
un estilo en estos periódicos ya que la mayoría de personas entiende la jerga,
sobre todo los jóvenes. Las clases populares son las que usan esas palabras e
incluso inventan nuevas palabras que rápidamente se vuelven populares. El morbo
es otra causa por la cual la gente compra este tipo de periódicos. La
curiosidad por saber lo que sucede en la vida de los demás, las cochinaditas
que vemos día a día y la invasión a la intimidad, llama mucho la atención para
estas personas.
Aparte de ser económicos, fácil de leer, son los típicos periódicos que nos van a entretener por un rato.
Los lectores que no consumen este tipo
de periódicos tienen una mala imagen acerca de éstos, por utilizar jergas,
morbo y exageración. Nos guste o no, siempre estarán ahí para los que deseen
comprarlo y para los que no, pues no los lean.
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